Hace una buena cantidad de años, que los gobernantes regionales, a cargo de municipios, ayuntamientos y otras formas de división política local, invierten en tecnología para mejorar la vigilancia pública y así dar mejor y mas oportuna respuesta a los incidentes callejeros, pero los resultados no mejoran en relación al esfuerzo económico realizado. Se han montado cientos o miles de cámaras en las ciudades, de las mas avanzadas tecnologías, pero obviamente es imposible cubrir el 100% de los espacios, sin zonas oscuras para el sistema “big brother”
Lo que ocurre es simple de entender. Seguimos pensando en esquemas de seguridad, reactivos y no predictivos. La seguridad pública solo va a mejorar cuando se la enfoque preventivamente con criterios “tech» para generar predicción y sobre sistemas “colaborativos” donde todos los ciudadanos aporten al bien común, en un sistema tecnológico integrado entre masas y con gestión gubernamental local, eficiente e innovadora.
Dicho esto podemos empezar a pensar en esquemas de funcionamiento estable para estos sistemas colaborativos donde se logre un equilibrio aceptable entre, por un lado la inversión, que por cierto suele ser escasa, pero cuanto peor cuando escasa y mal empleada y por otro lado el nivel de cobertura exigido.
Para graficar esto en un ejemplo que deje en claro a que apuntamos, un municipio de 50.000 personas , con 40.000 de ellas en edad económicamente activa puede contar a hoy día con un centro de monitoreo de imágenes con unas 100 a 300 cámaras. Sin embargo, empleando un criterio mas amplio y sin invertir mucho mas que lo invertido, podría contar con 40.000 cámaras más, distribuidas estratégicamente junto a un botón de pánico customizable, si se decidiera a dotar de una APP a cada ciudadano para montar en sus teléfonos celulares. Y no solo esto!! Obtendría una “big data” del delito, con geoposicionamiento de cada evento reportado, fotos, video y audio capturado en el momento de ocurrido, todas invalorables pruebas a la hora de instruir las causas contra los delincuentes.
Tibiamente, algunos gobiernos locales han iniciado las campañas de entrega de APPs para cubrir casos de víctimas de violencia de género, con causas judicializadas.
Enhorabuena. Pero hay mucho mas por hacer, ya que mucho antes que la víctima sea agredida, hay una aproximación y familiares o vecinos que no tienen hoy el dispositivo para alertar como tiene la persona expuesta. Se han sumado además muchos argumentos sobre que la mayor parte de las veces, los equipos autónomos para notificar violencia de genero por botón de pánico, están sin baterías cuando se los requiere usar, cuestión que con APPs celulares montadas en el teléfono de la persona, no ocurren. Y un teléfono con APP específica además permite envío de video y audio, prueba fundamental que recibida en el centro de monitoreo constituye prueba irrefutable de la agresión para detener y enjuiciar al agresor. Y hablamos de nuevo de salvar vidas.
Por eso SoftGuard presenta su sistema de prevención ciudadana con SmartPanics, una global APP que permiten multiplicar la protección individual de los ciudadanos al momento de ocurrirles algún altercado ya sea robo, incendio, asistencia médica, violencia de género o para prevenirlos.
Las alertas enviadas a través del smartphone serán recibidas en la central de monitoreo del Municipio por medio de Internet o SMS para ser atendidas por los operadores de forma inmediata.
Estos eventos serán acompañados de la posición del dispositivo por los métodos internos del smartphone y en el módulo SoftGuard Monitoreo la misma será mostrada con un mapa de ubicación al operador. La función avanzada de video permitirá que el usuario pueda enviar una imagen del desarrollo de la emergencia desde la cámara del smartphone. Además, la aplicación permite enviar audio bidireccional mediante una llamada a través de la línea de teléfono y enviar un SMS con los datos del evento para ser atendido en la central de monitoreo.
Cada persona podrá contar con la aplicación luego de ser descargada desde los Stores o Markets correspondientes a cada compañía sin la necesidad de pagar o comprar un botón antipánico.
Adicional, con SmartPanics también podrán reportar novedades como: luminarias quemadas o dañadas, residuos en vía pública, accidentes de tránsito, presencias extrañas o merodeos, protestas y disturbios, catástrofes y alertas de todo tipo, para que los organismos encargados puedan brindar seguimiento.
Así el municipio se conecta no solo con las víctimas de violencia de genero, sino con todos los ciudadanos, pensando en un plan completamente orientado al rol “colaborativo” de la seguridad.
Así, un conductor de taxi o de Uber, puede ser un auxiliar válido para el esquema “conectado” de la seguridad publica, porque mientras hace su trabajo, que es conducir, puede reportar cualquier actitud anormal al centro de seguridad local. ¿Cuál es la relación de proporción entre taxis y patrullas de la policía? 100 a 1 o más.
¿Y qué ocurre cuando sumamos al conductor de bus, de tren, de todo medio de transporte? Multiplicamos las cámaras y accionamientos de alertas por 1.000 o por 10.000
Siguiendo esta métrica, imaginen sumar a los encargados de edificios de apartamentos, al personal de limpieza afectado a áreas exteriores y comunes y al personal de seguridad privada en esos condominios, que disponen de mucho tiempo al frente de sus puestos de trabajo y que observan su alrededor en alerta y observación. Una APP de reporte de hechos en su poder volvería a multiplicar el alcance de observación y reporte delictivo.
De lo que estamos hablando es básicamente del gobierno local colocándose a la vanguardia en el armado de una red de seguridad colaborativa de dimensiones inimaginables y en respuesta a la principal problemática que plantea el ciudadano, la inseguridad. Ya no es necesario explicarle a las personas que no hay soluciones mágicas, que si no se entabla esta lucha desde un cambio fundacional de eje, desde un mix de tecnología distribuida a cada integrante de la sociedad, esto no tiene otra posibilidad que empeorar.